#ElPerúQueQueremos

Todo, menos dejar de leer

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Publicado: 2015-11-30

Murales a Martín Adán.

Por Jorge Valverde / Barranco de cartón

Arrancamos con un pequeño recital en la plaza Municipal de Barranco. En abril, el día en que se recuerda la sobrada eficiencia de un artefacto bastante antiguo: el libro, dice Rodrigo Fresán.  

Bajo la consigna “Las calles de Martín Adán” decíamos entonces que nos tocaba regodearnos en nuestra condición de lectores agradecidos con aquel muchachito que a sus dieciséis años, en su libro La casa de cartón, nos contaba que su primer amor, una almita educada por monjas europeas, mientras se ponía en el sexo como un librito íntimo por la parte que trata del pecado mortal le reprochó su socialismo; con aquel muchachito que ejerció su derecho a deambular un poco perro por Barranco y dejar registro de un proceso de urbanización que en nostalgia, ironía e interés probablemente no le da ni le quita nada al que nosotros tenemos hoy en frente; con aquel muchachito que ensartando adjetivos le asignó a las calles del distrito cualidades de consuelo y prudencia; calles que manchadas prolijamente de luz, alargadas para anular la neblina que las dilata y, a veces, rectas hasta la imbecilidad, constituyen un paisaje a la encáustica, oleográfico, que parece unas tantas veces salido de un manicomio y, en otras, el silencio le ilumina. Calles pues, en suma y resta, que pudieron ser pero no fueron, con sus árboles ingenuos, ventanas medio locas, postes que sueñan comprarse un sombrero y puertas que sienten en cada una de sus moléculas el cálculo infinitesimal de sus probabilidades de emoción.

Nos tocaba, dijimos, proponer que aquella belleza puesta a prueba en una de las tradiciones artísticas más potentes del país, la poesía, sea otro filtro en nuestro Instagram mental para ver las calles. Y hasta ahorita va así:

I. Mi primer amor tenía doce años y las uñas negras.

Por JADE / red de artistas barranquinos
 - en bajada de baños

"Mi primer amor tenía doce años y las uñas negras. Mi alma rusa de entonces, en aquel pueblecito de once mil almas y cura publicista, amparó la soledad de la muchacha mas fea con un amor grave, social, sombrío, que era como una penumbra de sesión de congreso internacional obrero. Mi amor era vasto, oscuro, lento, con barbas, anteojos y carteras, con incidentes súbitos, con doce idiomas, con acecho de la policía, con problemas de muchos lados."

II. Ya ha principiado el invierno en Barranco.

Por Sergio Rey Sun - 
en el colegio José María Eguren, Barranco.

"Ya ha principiado el invierno en Barranco; raro invierno, lelo y frágil, que parece que va hendirse en el cielo y dejar asomar una punta de verano. Nieblecita del pequeño invierno, cosa del alma, soplos del mar, garúas de viaje en bote de un muelle a otro, aleteo sonoro de beatas retardadas, opaco rumor de misas, invierno recién entrado... Ahora hay que ir al colegio con frío en las manos." 

III. Mi cuarto amor fue Catita.

Por Karol Narciso - en avenida Bolognesi, barranco

"He recibido una carta de Catita. […] Es una carta larga, temblona, en la que una muchacha núbil tira de las orejas al amor con los dedos tan seguros, tan lentos, tan cirujanos que para la tortura tienen las mujeres desde los quince años hasta el primer parto […] Catita, mal corazón […] ¿Ves Catita? Tú no ves nada porque no estás conmigo en el malecón […] Así es mi vida Catita, un charquito en una playa, ya ves tú que no puedo entristecerme […] Catita, las estrellas no saben nada de lo que atañe a las muchachas. Ellas mismas no son quizá sino muchachas con enamorado, con mamá y con dirección espiritual. […] Las estrellas tienen, además, una belleza demasiado provinciana, yo no sé... demasiado ingenua, demasiado verdadera... Las pobres imitan la manera de mirar de vosotras. Tu estrella no es, sin duda, sino una estrella que mira como tú miras, y su parpadeo no es sino fatiga de mirar de una manera que nada tiene que ver con sus sentimientos.[…] Catita, límite sutil entre la mar alta y la mar baja […] Catita, mar sumiso a la luna y a los bañistas […] Catita, amor, con esperanzas lentas y gordas, amor que con la luna baja y sube, amor redondo, amor próximo, amor para sumergirse en él, para bucear en él con los ojos abiertos, amor, amor, […] Catita, una cosa cualquiera y la contraria precisamente... Catita, al fin y al cabo, una linda muchacha, verdadera, viva, coqueta como ella sola […] ¡Ah Catita, no leas libros tristes, y los alegres tampoco los leas! No hay más alegría que la de ser un hoyito lleno de agua del mar en una playa, un hoyito que deshace la pleamar, un hoyito lleno de agua del mar en que flota un barquito de papel. […] Catita, mar de amor, amor de mar.” 

IV. Ramón.

Por Karol narciso - en colegio josé maría eguren, barranco

“Al fin penetró Ramón en la subconsciencia de la señorita Muler; y una noche mi amigo predilecto se metió a fraile […] Ramón, en hábito de mercedario y con la luna de Barranco en las manos, apaciguaba los elementos […] Yo sueño con una iconografía de Ramón, que me permitiera recordarle a él, tan plástico, tan espacial, plásticamente, espacialmente. […] Bendito sea Ramón, el loco que me enseñó a ver el agua en el mar, las hojas en los árboles, las casas en las calles, el sexo en las mujeres. […] Una iconografía, un álbum en sepia y negro, a dos colores, por cuyas páginas pasara él, con su bocaza melancólica, con su gafas elusivas, con su terrible insignificancia, camino de cualquier parte. […] En las tardes difíciles de luz o de tedio abriría yo el álbum y preguntaría a Ramón: ¿qué hago ahora, amigo mío? Y él respondería como en los días felices de su vida en la Sierra: - Haz lo que quieras. Y yo haría lo que quisiera - irme por las calles que a esa hora huelen a miel de chancaca y a estropajo de cocina-." 

V. Una calle escondida del cielo por ramajes graves y densos. 

Por Ale Wendorff - en avenida 28 de julio, barranco

"Paseo de noche. Hemos hallado una calle escondida del cielo por ramajes graves y densos. Ahora el cielo no existe: se ha arrollado como una alfombra, y ha quedado desnudo el entarimado del espacio por donde los mundos caminan -saciedad elegante- con lentitud, con silencio, con fastidio. Ahora te amo como nunca te he amado, verdaderamente, dolorosamente, no sé cómo..." 

VI. Poemas Underwood. 

Por karol narciso - en casa tupac, barranco

Por KAROL NARCISO - EN CASA TUPAC, barranco

Por acción poética - en dédalo, barranco

Por FA Miraval Quiroz  - en espacio casa libre, barranco

“Los versos de 'Poemas Underwood' pueden ser leídos como una sucesión de graffitis que de haber sido estampados en los muros del Barranco de aquellos tiempos quizá hubieran desencadenado la Revolución, la de a de veras, la que cambia la vida.” (José Carlos Yrigoyen y Carlos Torres Rotondo en "Poesía en Rock", 2010)

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Todas las citas, salvo en la que se indica lo contrario, corresponden a La casa de cartón (1928) de Martín Adán.

Agradecimiento especial a la Casa de la Literatura, la Red de Artistas Barranquinos y la Municipalidad de Barranco.  


TAMBIÉN PUEDE VER:   

- Barranco lo recuerda 

- La casa de cartón (Luis Alberto Sánchez)

- Placa en recuerdo de "La casa de cartón"

- "El agua en el mar, las casas en las calles" (Cortos)

- Silbas tú con el tranvía (Alejandro Susti)

- LCC 40: el fragmento no reconocido en "La casa de cartón"

- Todo, menos morir

- La catita de "La casa de cartón" es Catalina Recavarren

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- Prólogo de Luis Alberto Sánchez a "La casa de cartón"

- La casa de cartón, un invento de Martín Adán (Ricardo Peña Barrenechea)

- Taller audiovisual "El agua en el mar, las casas en las calles"

- Los Underwood




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Barranco de cartón

Proyecto de la asociación Isegoria sobre la función pública de artistas y escritores, aquella que nos hace mejores ciudadanos.