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ricardo Peña Barrenechea

La casa de cartón, un invento de Martín Adán (Ricardo Peña Barrenechea).

Una de las primeras reacciones frente "La casa de cartón" (1928) de Martín Adán la encontramos en el poeta Ricardo Peña Barrenechea, abogado y duende mayor, autor, entre otros poemarios, de "Eclipse de una tarde gongorina y burla de don Luis de Góngora" (1932). Tenemos en este libro, nos dice, el verdadero ideal de los pueblos, el nuevo tipo de propiedad socialista.   

Publicado: 2016-10-20

Por Ricardo Peña Barrenechea. 

Ahora que me llega un ejemplar de La casa de cartón, con dos y más calcomanías pegadas por Martín Adán en la solapa, en señal de camaradería intelectual, - ¿qué podría yo decir de esta nueva casa aérea en la que acabo de instalarme? – Martín Adán, más que un intelectual, es un técnico constructor, un ingeniero creador eiffeliano. El Estado se beneficiaría muchísimo si se decide a comprar a Martín Adán los derechos de su invención. Porque La casa de cartón es hoy el verdadero ideal de los pueblos. Los hombres ya no quieren construcciones apelmazadas. Las cosas trascendentales – escribe el gran Ramón, - deben desaparecer; hay que dar una breve periodicidad a la vida; hay que darle su instantaneidad, su simple autenticidad. La casa de cartón, leve y temporal, es el nuevo tipo de propiedad socialista. Yo, cuando me decida a construir mi casa, lo haré a semejanza de la casa de Martín Adán: un delicioso paraíso aéreo con sus estrellas de dulzura y sus manzanas de coral. Todos deberíamos hacer lo mismo. Cada uno de nosotros sería el arquitecto de su propia invención. Nuestras costillas nos servirán de puntuales para la nueva edificación. Así nos libertaríamos de esas mil empalizadas que hacen tan odiosa la propiedad. Comenzaríamos por hacer la recolección de los libros y los cartones usados del colegio; el calzado que por viejo lo vendemos o lo regalamos, lo emplearíamos para erigir las ventanas y los pergaminos que recibimos de las universidades nos servirían para instalar techos y los cimientos del nuevo edificio. Para el caso de que el cartón subiera de precio y de valor, podemos asirnos de nuestro propio ingenio con el que reemplazaríamos las viejas minas de cobra y plata del Perú por las de cartón. Sembraríamos también tonos eriazos y de aquí recogeríamos grandes y flamantes cosechas: La planta del cartón. Yo miro aquí el porvenir de la sociedad.  

Martín Adán, sin proponérselo quizás, ha ideado lo que Carlos Marx y sus congéneres hubieran ambicionado para sí: la propiedad-tipo, la casa futura de la Humanidad. El mérito de Martín Adán está en haberla concebido con la misma pureza con que María dio a luz a Jesús: sin pizca de pecado original. A Martín Adán nadie le ha ayudado a colocar los cimientos ni las cañerías por donde logra dar escape a veces a su subconciencia. Yo me siento muy contento de ocuparla con todos sus inquilinos. Así me doy el gusto de subirme a los tejados para arañarme desesperadamente con los gatos de la vecindad. – Martín Adán: clerical y civilista, creador y liberal, destructor de lo trascendental y constructor de lo que está por nacer.- Gracias.


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Texto recogido de la revista La sierra, número 27, año III, 1929. 


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